En mis (ahora breves por la falta de conexión) viajes por Internet, nunca busco leer las cosas a propósito, pero siempre acabo llegando a ellas. Claro que en última instancia la culpa es mía por no cerrar el navegador a tiempo. Luego es demasiado tarde, pienso en desahogarme en el blog y siempre pienso a continuación: "estos pobres, cómo deben estar ya de aburridos". Es en ese momento cuando parezco dividirme en dos cual Doctor Jekyll, y mientras que una mitad me grita que por algo es mi blog y escribo lo que me apetezca en cada momento, la otra teme quedarse sola por resultar de un repetitivo que toca en lo cansino. Y los gritos de la primera se apagan.
Claro que hay dos problemas. Uno de ellos se basa en la naturaleza de los blogs, y es que nunca se sabe quién ha leído tu blog (ni falta que hace, esto es Internet, no un mundo de pesadilla Orwelliano) si no se deja un comentario que lo atestigüe.
El otro problema es más personal, y se resume en que soy una paranoica de cuidado. Intentar explicarlo todo me llevaría mucho tiempo y tendría que contar cosas bastante íntimas (nada dramático, tranquilos/as) que nunca apetece contar por estos medios y que me debería guardar para mi terapeuta, cuando lo tenga... Pero digamos que experiencias pasadas desde que tengo conciencia del mundo me han convertido en una persona terriblemente insegura. No, no soy una antisocial necesitada de cariño que desea tener cientos de lectores. Si lo fuera no estaría diciendo que no lo soy, que dicen. Pero claro, los comentarios siempre sientan bien. Y tanto, eso nadie lo puede negar. A uno/a le gusta saber que le escuchan, sea para darle la razón o para rebatirla.
Decía McLuhan sobre la tecnología que una de las consecuencias del desarrollo tecnológico es que su uso excesivo acaba provocando el efecto contrario del deseado. Por eso, aunque se inventó el coche para luchar contra la falta de movimiento, esta regresó en los atascos. Por eso a más canales tiene la TDT menos cosas encuentras que te interese ver.
Creo que estoy cayendo en la red del fanatismo. Sin darme cuenta, durante este último año, tratar de defender mis ideas de mezquindades fanáticas que sólo van dirigidas a hacer daño, me han hecho acercarme demasiado a su modo de pensar. Hay días en que le echo al culpa a quien no la tiene y llego a cuestionarme si sigo sintiendo lo mismo que hace dos años. Ya he llegado a esa fase de transgiversarlo todo, consiguiendo tan solo aguarme la fiesta a mí misma. Siempre se dice que para combatir a un enemigo no puedes ponerte a su nivel, algo que he defendido siempre. No se trata de dejarte pisar, pero sí de no usar las mismas armas, llámense estas rabia, falta de educación y otros sentimientos por el estilo. Como ellos, estoy convirtiendo las excesivas alabanzas en maneras disimuladas de ver mediocres a los otros.
Y la rabia que me da, porque ahora salir de ahí está siendo imposible. Aunque lo desee con todas mis fuerzas.
Lo que intento decir es que temo que proteger en exceso a Felipe acabe por provocar el efecto contrario. Jamás dejaré de seguir a Fernando, pero por desgracia reconozco que no estoy disfrutando tanto de sus victorias. Porque ese pie que he puesto en el fanatismo no me hace pensar en un Fernando victorioso, sino en un Felipe derrotado. Y en la tremenda satisfacción que provoca en mucha gente que se hunda en la miseria.
Lo he soltado, pero no me siento mejor. Ahora sé que en parte es verdad y no me siento orgullosa.
Durante este último año mucha gente me ha dicho desde el cariño que me lo tomo demasiado a pecho. No lo niego. No soy una fanática obsesionada, válgame Dios. Lo siento si doy esa impresión. Sé perfectamente que hay cosas más importantes en la vida, y a mí también me ha tocado disfrutarlas o sufrirlas, y estar ahí con todo el gusto del mundo para los que me necesitan. Y yo siempre les respondo que precisamente por eso me da tanta rabia, porque cuando las pequeñas cosas que te hacen sonreír y suponen una desconexión de los problemas de la vida real se convierten igualmente en un problema, ya no sabes dónde mirar. Por algo muchos decimos que es nuestra pasión. Si no nos gustara, no le dedicaríamos horas. Dentro de todos los tipos de amor, existen momentos no tan positivos. Igual que coreamos una victoria o lloramos ante una derrota, soltamos improperios ante lo que consideramos injusto y se nos encoge el corazón con los incidentes. Por eso, a ese respecto estoy tranquila.
Con el tiempo, las personas que me he ido encontrando me han enseñado que la gente no va a callarse una opinión que saben que es contraria a la mía "por no hacerme daño", porque más daño me haría que me trataran como si me fuera a romper. Si me rompo, el tiempo me curará como a un hueso roto. Así es como se aprende. Lo que tampoco quiero es que esas lecciones que da la vida me conviertan en un ser tan realista que se olvide de soñar. No quiero dejar de ser yo misma, ni dejar de tener mis ideales, del tipo que sean. Pero necesito encontrar un equilibrio. No dejar que las opiniones de los demás cambien las mías cuando sé que tengo motivos de sobra para justificarlas. No tomármelo todo como algo personal. No ver solo lo malo en las cosas. No dejar que el pesimismo me robe la ilusión que dan las pequeñas cosas. Saber opinar, pero también escuchar, sin tener que cambiar por ello mi discurso.
Tengo que reconocer que a veces, a muchos de vosotros, os tengo envidia. Envidia por la forma que tenéis de expresaros sin miedo a el qué dirán, por haber hecho de la escritura un arte y una profesión. Por eso primero os doy las gracias de todo corazón. Por pararos a charlar conmigo cuando nos encontramos, aconsejarme, decirme cuándo creéis que estoy en un error y cuándo no, y darme ánimos cuando nos ponemos más personales. Por ser tan cercanos con nosotros, los que no hemos hecho de la escritura una forma de vida (literal y no literalmente).
Dicen que la envidia es buena si se aprende de ella, así que mi tipo de envidia no es exactamente buena, porque en vez de tratar de mejorar y teneros como ejemplo a seguir, la única idea que se me queda en la cabeza es "yo también quiero que me lean y me admiren". Esta envidia insana no solo me hace sentirme triste ante los “más populares”, sino que me hace pensar que no soy nadie, que mi opinión no vale nada cuando rebato una idea, pero en mi arranque de cabezonería un tanto infantil sólo consigo enfadarme con la persona en cuestión durante apenas unos segundos... el resto del tiempo, mucho más que unos segundos, lo paso enfadada conmigo misma por no ser capaz de respetar la opinión de alguien.
Lo peor es cuando los buenos momentos, esos momentos en los que alguno de los que tanto admiro me hace un comentario halagador, parecen perder valor ante los momentos no tan buenos.
Y eso, con perdón, es una mierda.
Así que además de daros las gracias, lo segundo que debo hacer es pediros perdón por no valoraros como os merecéis.
Tengo mucho que aprender. Tengo que aprender que la gente no va a pensar siempre lo que uno quiere, porque el sentimiento y el pensamiento son libres y personales, y si lo son para mí lo son para todos; que la gente tiene derecho a cambiar de opinión aunque pase de blanco a negro siempre y cuando tenga argumentos; que no por ser la única en creer una cosa estás equivocada, pero tampoco tienes la razón; que mi opinión es tan válida como la de cualquiera, pero que ninguna opinión es una verdad en sí misma.
Al menos, que les decía a los compañeros de un foro al que siempre acabo volviendo por muchos descansos que me tome, he aprendido a dar un puñetazo en la mesa y decir "Pues no es justo", a dar mi punto de vista desde el respeto y sin tratar de generalizar (cosa que si se me ha escapado pido perdón). Por eso mismo debo darle las gracias a las personas que lo componen y aquellas que se quedaron por el camino. A todas.
Por eso quiero daros las gracias. Por leerme pese a repetirme, darle vueltas a lo mismo hasta cansar o dejar al otro sin saber qué decir porque ya lo ha debido de repetir casi tantas veces como yo. Por molestaros en dedicarme una palabra amable si la merezco, un toque de atención cuando me hace falta. Hasta por bromear conmigo.
Y es que durante un tiempo no me atrevía a decir ni mu, ni a opinar en nada. Incluso tuve en mi adolescencia (que lejana parece cuando una se acerca más a los treinta que a los veinte) esa época de radicalismo de la que tanto me quejo ahora, seguida por una desidia absoluta en que me daba absolutamente igual todo. Era más feliz, peor no estaba aprendiendo nada.
Lo triste es que siempre caigo en el error de tomármelo todo a pecho, de dejar que lo personal sobrepase lo general. Por suerte ya he aprendido a respirar hondo y dejar que se diluya la rabia antes de hablar demasiado. Que este medio es un tesoro y siempre tiene que haber gente que sepamos usarlo con cabeza y respeto. Y siempre es mejor reflexionar. Porque de las reflexiones salen cosas de las que aprendes. De hablar antes de tiempo también aprendes... pero hay que estar hecho de otra pasta para soportar el remordimiento que te crea ser tan bocazas.
Perdonad este arranque de sinceridad. Pero otra cosa que he aprendido es que tengo que ser sincera, con todas sus consecuencias. Las buenas y las no tan buenas. Y una de las cosas buenas que me animan a seguir es que mucha gente me ha dicho que es bueno ser sincera.
Gracias por estar ahí. No sabéis lo que os agradezco la compañía, porque el sendero que lleva hacia la madurez es demasiado largo y tortuoso como para recorrerlo en solitario.
Espero leeros durante muchos, muchos años.
Bueno, yo diria que esto es un paso más hacia la madurez. Y eso es bueno. la verdad es que hablar tanto como tu no seme da bien (yo soy mñas conciso y directo, tiendo y mucho a lo breve).
ResponderEliminarPero si te puedo decir que tu tambien has sabido enseñarme algo que te envidio. y es vivir lo que amas con pasion. cosa que ami me preocupa a veces, no se rlo suficientemente apasionado y caer en la apatia y la desidia. es gracioso, verdad'
Pero volviendo al tema... si algo has aprendido, bravo porti cari. Porque eso es lo mas dificil,darse cuenta de las cosas 8siempre es más facl ignorar algo queprestarle atencion, ¿no?)
Y sobre el tema del disfrute y de no perder la cacidad de soñar... piensa esto: Pase lo que pase, habrá espectaculo, . y siempre, siempre, algo que te haga pasarlo bien.
espero haberme sabido explicar, porque yasabes que aveces me embarullo demsiado.
Y sobre todo, ese camino a la madurez lo harás acompañda de mi ;)
Noee no te preocupes, eso pasa cuando uno se siente muy compenetrado con alguien, que aunque no sea nada de nosotros y sea inalcanzable por asi decirlo lo queremos y defendemos como si viviera con nosotros.. es bueno sincerarse, porque así uno se desahoga.. saludos!
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ResponderEliminarNoe, en mi comentario suprimido decía que me iba a correr y me llevaba tus reflexiones para pensar en ellas; cuando voy dejando atrás las luces del pueblo y me adentro en el camino, al principio no veo nada, casi ni donde piso, pero poco a poco mis ojos se van acostumbrando a la oscuridad y al cabo del rato llego a distinguir los árboles del bosque, los olivos, los almendros... mientras me voy adentrando en la soledad conmigo mismo, con mis debilidades, mis gustos, mis limitaciones.
ResponderEliminarLa blogosfera es como un organismo en que cada cual tenemos una función, posiblemente aquélla que más hayamos desarrollado en nuestra vida: hay quienes ocupamos el sitio de la cabeza, y somos reflexivos, analizamos cifras y datos, escrutamos declaraciones... hay quienes sois más emotivos, y desde el sitio del corazón latís con los sentimientos y las emociones... otros, los menos en este espacio pero muy abundantes en foros, se encargan de la bilis...
A mi me gustaría saber expresar mis sentimientos, de hecho mi mujer y mis hijos me reclaman desde hace mucho tiempo que lo haga, pero soy de una generación que hemos tenido que superar muchas antiguas creencias, que nos atrevimos a asomarnos, como las pulgas, a los pelos de fuera del perro para ver que hay más allá, y en el camino hemos tenido que dejar algún tributo.
Entrar en tu blog es una bocanada de aire fresco, como abrir la ventana en un hermoso amanecer sobre los Puertos de Beceite, porque leerlo nunca me deja indiferente, siempre hurga en esa parte de mí que tanto me hace sentir y que no se expresar: gracias a ti he aprendido a querer un poco más a Felipe y a respetar a todos los pilotos.
No me resultas cansina, ni repetitiva, al contrario, la lectura de tus post es amena y entretenida, siguiendo el hilo que construyes muchas veces desde el querer.
Decirte que no cambies es un tópico y no es cierto, porque siempre estarás en continua evolución, pero quiero hacerte llegar mi gusto por saber que estás ahí, mi placer por leerte y mi admiración y agradecimiento por ser como eres y escribir lo que escribes.
Noe, noi me prodigo mucho en hacer comentarios a tus entradas, pero "casi" siempre te leo. Solo una pregunta ¿por que quieres cambiar? Una cosa es cambiar y otra ir mejorando, como lo de ver la Fórmula 1 con otro prisma, no solo por los ojos de un alonsista y un anti Hamilton, quien hace esto, te aseguro que se pierde muchas cosas.
ResponderEliminarUn saludo.
Noe, yo no veo que tus posts sean repetitivos, en cada uno de ellos aprendo algo nuevo. Ningún sentido tendría que yo tratara de darte algún tipo de consejo, pues ni siquiera he alcanzado la mayoría de edad y puede que, como se suele decir, no sepa nada de la vida. Dices que envidias la forma de expresarse de otras personas, a mí desde que conozco este blog me ha parecido admirable tu forma de expresarte, de sentir, de vivir las carreras. Y tu pasión por Felipe también me parece admirable, a pesar de sus altibajos, de todas las críticas que recibe, nunca has dejado de confiar en él. En mi opinión, no eres una fanática, sino una fan apasionada. Serías una fanática si no vieras más puntos de vista que el tuyo, si sólo apoyaras a Felipe y despreciaras a los demás, pero lejos de eso también eres fan de Fernando y respetas a todos los pilotos. Pero, como fan apasionada de Felipe que eres, es normal que veas las cosas en relación a él, por ejemplo que cuando gane Fernando te alegres por él pero no tanto como te gustaría porque piensas en cómo lo estará pasando Felipe y en todas las flechas envenenadas que le van a disparar. Yo siento un poco que me voy alejando más y más del alonsismo y acercándome a una posición más neutral, y eso me asusta. Porque no quiero perder la pasión con la que celebraba los triunfos de Fernando cuando no era más que una niña (yo, claro, no Fernando :P). Pero, por otro lado, siento que cada vez disfruto más de las carreras, y al final me doy cuenta de que nunca voy a dejar de apoyar a Fernando, simplemente mi mente se está abriendo a nuevos puntos de vista. Quizás te esté pasando algo parecido...
ResponderEliminarJon: caramba... me has dejado sin palabras, y eso en mi es muy bueno. Muchsimas gracias, tus palabras las leere siempre que lo necesite ;)
ResponderEliminarDeka: sabes que tu apoyo es lo mejor que tengo y que es genial que vaya a tenerlo siempre :)
fitti y silf1: :)
Lachicadelaf1: totalmente de acuerdo :) Yo estaba igualita que tu hace un par de años de nada, y es cierto que era "mas feliz",pero me perdia muchas cosas que ahora estoy descubriendo. Simplemente, es como lo sientas, y ya esta, no hay que darle mas vueltas a una pasion, aunque siempre lo acabamos hacieno ;)
Muchas gracias a todos, sois geniales :)