viernes, 29 de octubre de 2010

Sacándolo fuera

Tengo que daros las gracias. Y también tengo que pediros perdón.

En mis (ahora breves por la falta de conexión) viajes por Internet, nunca busco leer las cosas a propósito, pero siempre acabo llegando a ellas. Claro que en última instancia la culpa es mía por no cerrar el navegador a tiempo. Luego es demasiado tarde, pienso en desahogarme en el blog y siempre pienso a continuación: "estos pobres, cómo deben estar ya de aburridos". Es en ese momento cuando parezco dividirme en dos cual Doctor Jekyll, y mientras que una mitad me grita que por algo es mi blog y escribo lo que me apetezca en cada momento, la otra teme quedarse sola por resultar de un repetitivo que toca en lo cansino. Y los gritos de la primera se apagan.

Claro que hay dos problemas. Uno de ellos se basa en la naturaleza de los blogs, y es que nunca se sabe quién ha leído tu blog (ni falta que hace, esto es Internet, no un mundo de pesadilla Orwelliano) si no se deja un comentario que lo atestigüe.

El otro problema es más personal, y se resume en que soy una paranoica de cuidado. Intentar explicarlo todo me llevaría mucho tiempo y tendría que contar cosas bastante íntimas (nada dramático, tranquilos/as) que nunca apetece contar por estos medios y que me debería guardar para mi terapeuta, cuando lo tenga... Pero digamos que experiencias pasadas desde que tengo conciencia del mundo me han convertido en una persona terriblemente insegura. No, no soy una antisocial necesitada de cariño que desea tener cientos de lectores. Si lo fuera no estaría diciendo que no lo soy, que dicen. Pero claro, los comentarios siempre sientan bien. Y tanto, eso nadie lo puede negar. A uno/a le gusta saber que le escuchan, sea para darle la razón o para rebatirla.

Decía McLuhan sobre la tecnología que una de las consecuencias del desarrollo tecnológico es que su uso excesivo acaba provocando el efecto contrario del deseado. Por eso, aunque se inventó el coche para luchar contra la falta de movimiento, esta regresó en los atascos. Por eso a más canales tiene la TDT menos cosas encuentras que te interese ver.

Creo que estoy cayendo en la red del fanatismo. Sin darme cuenta, durante este último año, tratar de defender mis ideas de mezquindades fanáticas que sólo van dirigidas a hacer daño, me han hecho acercarme demasiado a su modo de pensar. Hay días en que le echo al culpa a quien no la tiene y llego a cuestionarme si sigo sintiendo lo mismo que hace dos años. Ya he llegado a esa fase de transgiversarlo todo, consiguiendo tan solo aguarme la fiesta a mí misma. Siempre se dice que para combatir a un enemigo no puedes ponerte a su nivel, algo que he defendido siempre. No se trata de dejarte pisar, pero sí de no usar las mismas armas, llámense estas rabia, falta de educación y otros sentimientos por el estilo. Como ellos, estoy convirtiendo las excesivas alabanzas en maneras disimuladas de ver mediocres a los otros.

Y la rabia que me da, porque ahora salir de ahí está siendo imposible. Aunque lo desee con todas mis fuerzas.

Lo que intento decir es que temo que proteger en exceso a Felipe acabe por provocar el efecto contrario. Jamás dejaré de seguir a Fernando, pero por desgracia reconozco que no estoy disfrutando tanto de sus victorias. Porque ese pie que he puesto en el fanatismo no me hace pensar en un Fernando victorioso, sino en un Felipe derrotado. Y en la tremenda satisfacción que provoca en mucha gente que se hunda en la miseria.

Lo he soltado, pero no me siento mejor. Ahora sé que en parte es verdad y no me siento orgullosa.

Durante este último año mucha gente me ha dicho desde el cariño que me lo tomo demasiado a pecho. No lo niego. No soy una fanática obsesionada, válgame Dios. Lo siento si doy esa impresión. Sé perfectamente que hay cosas más importantes en la vida, y a mí también me ha tocado disfrutarlas o sufrirlas, y estar ahí con todo el gusto del mundo para los que me necesitan. Y yo siempre les respondo que precisamente por eso me da tanta rabia, porque cuando las pequeñas cosas que te hacen sonreír y suponen una desconexión de los problemas de la vida real se convierten igualmente en un problema, ya no sabes dónde mirar. Por algo muchos decimos que es nuestra pasión. Si no nos gustara, no le dedicaríamos horas. Dentro de todos los tipos de amor, existen momentos no tan positivos. Igual que coreamos una victoria o lloramos ante una derrota, soltamos improperios ante lo que consideramos injusto y se nos encoge el corazón con los incidentes. Por eso, a ese respecto estoy tranquila.

Con el tiempo, las personas que me he ido encontrando me han enseñado que la gente no va a callarse una opinión que saben que es contraria a la mía "por no hacerme daño", porque más daño me haría que me trataran como si me fuera a romper. Si me rompo, el tiempo me curará como a un hueso roto. Así es como se aprende. Lo que tampoco quiero es que esas lecciones que da la vida me conviertan en un ser tan realista que se olvide de soñar. No quiero dejar de ser yo misma, ni dejar de tener mis ideales, del tipo que sean. Pero necesito encontrar un equilibrio. No dejar que las opiniones de los demás cambien las mías cuando sé que tengo motivos de sobra para justificarlas. No tomármelo todo como algo personal. No ver solo lo malo en las cosas. No dejar que el pesimismo me robe la ilusión que dan las pequeñas cosas. Saber opinar, pero también escuchar, sin tener que cambiar por ello mi discurso.

Tengo que reconocer que a veces, a muchos de vosotros, os tengo envidia. Envidia por la forma que tenéis de expresaros sin miedo a el qué dirán, por haber hecho de la escritura un arte y una profesión. Por eso primero os doy las gracias de todo corazón. Por pararos a charlar conmigo cuando nos encontramos, aconsejarme, decirme cuándo creéis que estoy en un error y cuándo no, y darme ánimos cuando nos ponemos más personales. Por ser tan cercanos con nosotros, los que no hemos hecho de la escritura una forma de vida (literal y no literalmente).

Dicen que la envidia es buena si se aprende de ella, así que mi tipo de envidia no es exactamente buena, porque en vez de tratar de mejorar y teneros como ejemplo a seguir, la única idea que se me queda en la cabeza es "yo también quiero que me lean y me admiren". Esta envidia insana no solo me hace sentirme triste ante los “más populares”, sino que me hace pensar que no soy nadie, que mi opinión no vale nada cuando rebato una idea, pero en mi arranque de cabezonería un tanto infantil sólo consigo enfadarme con la persona en cuestión durante apenas unos segundos... el resto del tiempo, mucho más que unos segundos, lo paso enfadada conmigo misma por no ser capaz de respetar la opinión de alguien.

Lo peor es cuando los buenos momentos, esos momentos en los que alguno de los que tanto admiro me hace un comentario halagador, parecen perder valor ante los momentos no tan buenos.

Y eso, con perdón, es una mierda.

Así que además de daros las gracias, lo segundo que debo hacer es pediros perdón por no valoraros como os merecéis.

Tengo mucho que aprender. Tengo que aprender que la gente no va a pensar siempre lo que uno quiere, porque el sentimiento y el pensamiento son libres y personales, y si lo son para mí lo son para todos; que la gente tiene derecho a cambiar de opinión aunque pase de blanco a negro siempre y cuando tenga argumentos; que no por ser la única en creer una cosa estás equivocada, pero tampoco tienes la razón; que mi opinión es tan válida como la de cualquiera, pero que ninguna opinión es una verdad en sí misma.

Al menos, que les decía a los compañeros de un foro al que siempre acabo volviendo por muchos descansos que me tome, he aprendido a dar un puñetazo en la mesa y decir "Pues no es justo", a dar mi punto de vista desde el respeto y sin tratar de generalizar (cosa que si se me ha escapado pido perdón). Por eso mismo debo darle las gracias a las personas que lo componen y aquellas que se quedaron por el camino. A todas.

Por eso quiero daros las gracias. Por leerme pese a repetirme, darle vueltas a lo mismo hasta cansar o dejar al otro sin saber qué decir porque ya lo ha debido de repetir casi tantas veces como yo. Por molestaros en dedicarme una palabra amable si la merezco, un toque de atención cuando me hace falta. Hasta por bromear conmigo.

Y es que durante un tiempo no me atrevía a decir ni mu, ni a opinar en nada. Incluso tuve en mi adolescencia (que lejana parece cuando una se acerca más a los treinta que a los veinte) esa época de radicalismo de la que tanto me quejo ahora, seguida por una desidia absoluta en que me daba absolutamente igual todo. Era más feliz, peor no estaba aprendiendo nada.

Lo triste es que siempre caigo en el error de tomármelo todo a pecho, de dejar que lo personal sobrepase lo general. Por suerte ya he aprendido a respirar hondo y dejar que se diluya la rabia antes de hablar demasiado. Que este medio es un tesoro y siempre tiene que haber gente que sepamos usarlo con cabeza y respeto. Y siempre es mejor reflexionar. Porque de las reflexiones salen cosas de las que aprendes. De hablar antes de tiempo también aprendes... pero hay que estar hecho de otra pasta para soportar el remordimiento que te crea ser tan bocazas.

Perdonad este arranque de sinceridad. Pero otra cosa que he aprendido es que tengo que ser sincera, con todas sus consecuencias. Las buenas y las no tan buenas. Y una de las cosas buenas que me animan a seguir es que mucha gente me ha dicho que es bueno ser sincera.

Gracias por estar ahí. No sabéis lo que os agradezco la compañía, porque el sendero que lleva hacia la madurez es demasiado largo y tortuoso como para recorrerlo en solitario.

Espero leeros durante muchos, muchos años.

jueves, 28 de octubre de 2010

Me he dado cuenta...

¿Sabeis? Desde que Felipe y Fernando son compañeros de equipo, y teniendo en cuenta que también soy fan de Felipe, y sabiendo que para algunos el compañero de turno de Alonso se convierte en "el enemigo a odiar"... he empezado a darme cuenta de cómo se deben sentir los fans de Hamilton de España.


"Sufría" lo mismo cuando el único en mi horizonte era Fernando y supe lo que era un antialonsista.

Luego me volví más tolerante...

Pero no me pidáis que intente comprender tanto fanatismo y desprecio alrededor de la figura del Nano, tanto hacia él como hacia los que le rodean. Ni hacia ningún otro piloto.

Nunca.



martes, 26 de octubre de 2010

Cambiazo





Una auténtica montaña rusa. Eso es lo que ha sido esta carrera... y lo que está siendo este mundial.
Somos líderes. A falta de dos carreras, ahora o nunca.


¡GRANDE!


Y muchos pensábamos que esta carrera iba a ser un caos que no iba a traer nada bueno.


Momento Matrix de Fernando

De hecho, eso llegamos a pensar cuando pasaba el tiempo, la lluvia no paraba y hubo que iniciar la carrera tras el Safety Car. Muchos criticaron esta acción de dirección de carrera, pero permitidme que rompa una lanza a favor de ellos, para variar (porque FIJO que soy la única que opina esto): en un circuito desconocido, con un asfalto muy poco usado y muy poco drenaje, añadiendo el barro, es mejor no arriesgarse a provocar incidentes. ¿Falta de espectacularidad en la salida? No lo niego; lo comparto, de hecho. Pero la seguridad es lo primero. (¿alguien ha visto BARRO antes en un circuito?) Y ante la duda, es mejor prevenir. Lo que sí que no fue tan seguro fue correr cuando ya no se veía nada...

Sigue la lucecita roja, síguela si tienes hu****...


Al final las vueltas que se rodaron sin SC no estuvieron nada mal, después de todo. Esperemos que en años venideros el circuito luzca todo lo espectacular que se prometía en un principio. ¿Alguien se esperaba este final? Yo no. Y no es pesimismo, sino escarmiento puro.
¡Y después de esto nos vamos de copas!

Todo iba encaminado a doblete de Red Bull con Fernando tercero cuando llegó el principio del fin para los toros rojos: Webber cometía un errror, un derrape que primero le hizo salirse y luego le llevó al otro lado de la pista, donde el pobre Rosberg, que había tenido una salida estupenda, hizo el resto. Los dos acabaron fuera de la carrera. El aparatoso accidente sacó el primer, que no último SC de la carrera. Si ya a Rosberg no le sentó precisamente bien el abandono, para el australiano fue un mazazo, privado de 18 puntos de golpe y de paso, del liderato. Curiosamente, su compañero iba a "hacerle un favor"...

De esta guisa quedó el Red Bull de Webber.

¿Y qué es eso del "favor" de Vettel? Fácil... sigue estando por detrás de Webber al no puntuar tampoco. Otro mazazo para Red Bull. A esas alturas de carrera, a falta de pocas vueltas y con el buen ritmo que llevaba, nadie se esperaba que el motor de Vettel fuera a decir basta. Pero lo hizo. Red Bull se quedó donde estaba y nuestro Fernando dio un paso de gigante: se puso líder. Así dice Horner que le "regalaron" la victoria. No digo que fue mala suerte para Red Bull convertida en suerte para Ferrari, pero Fernando el podio lo tenía asegurado sin necesidad de que rompiera nadie. Y eso ya de por sí es meritorio. Así son las carreras.
Vettel intentando apagar su motor. Lo de Heikki en Singapur creó escuela XD


No fueron los úncos abandonos aparatosos... Petrov y Buemi protagonizaron los otros dos. Jaime lo intentó, pero no logró puntuar porque Hulkenberg al final le quitó el décimo puesto.

Fernando hizo un carrerón. Probablemente no hubiera podido adelantar a Vettel, pero tras el abandono del líder, segundo iba a ser un buen puesto para remontar. El asturiano no se dejó amedrentar por la presión ni por la lluvia, aguantó tercero hasta un error de Hamilton tras el que se puso segundo (y gracias a Dios salió airoso de un "pit stop" de despropósitos tuerquiles que hizo pensar lo peor), y luego ni se lo creía cuando lideró la carrera a falta de unas cinco vueltas de nada, convirtiéndose en el primer piloto en ganar en este circuito.

"¡Aaaay, Fernandito, que los tienes cuadraos, jodío!" *moc*


Que por cierto, el podio no es sino la muestra de cuánto daño han hecho los sectores más fanáticos de la prensa. Tres de los pilotos que "peor se llevan", entrecomillado porque eso es lo que se dice por interés, eran todo sonrisas, bromas y buen rollo. Que esto nos haga reflexionar sobre el papel del amarillismo...




¡Míralos ellos, qué mal se llevan, qué mal rollo hay en el equipo! ;)







Y, por supuesto, una mención especial a mi Felipe, que vuelve al podio tras las decepciones de Singapur y Japón. No logró adelantar a Hamilton y hubo que esperar a un error del inglés para ponerse tercero, pero aguantó sin incidentes dadas las condiciones de la pista, cosa que no pueden decir todos los pilotos. Su sexto puesto en la qualyfing no le dejó buen sabor de boca, al contrario, pero saliendo sexto aguantó el tipo y fue constante. Lo importante era mantenerse, y por eso se ganó el podio como cualquiera. Un podio que sabe a gloria tras tanta desolación, pero todavía queda un largo camino por recorrer. Y sus seguidores lo recorreremos con él. Muchos de los que le seguían ya le han dado por perdido. Puedo menear la cabeza y exclamar qué le pasa, que dónde está el Felipe de años anteriores, puedo hasta criticar sus fallos cuando los tiene, pero nunca faltarle al respeto. Y nunca le dejaré de apoyar. Eso, nunca. Nunca podré entender esa actitud. Lo siento. Y no tengo más que añadir, aquellos que me habeis estado leyendo este último año ya sabeis de sobra lo que pienso ;)






Pongo esta imagen porque me resulta preciosa. Y punto.




Menuda final.. Ya me extenderé sobre lo que nos espera en otro post. Ahora, disfrutemos de esta gloria, porque este mundial puede volver a dar otro giro.
Con Fernando, sin embargo, todo es posible :)



¡Dejando huella en Corea!
Chibi de la semana: PD-No sé si fue en los libres 1 o 2 o fue en la Qualyfiing... pero fue una imagen que salió mucho en los vídeos recopilatorios en La Sexta... ¿alguien sabe por qué y qué gritó Rob Smedley en el muro de boxes? XD

viernes, 22 de octubre de 2010

Recta final



Se acerca el final. Y empezamos la recta final con un circuito nuevo que ha llegado en medio de la polémica (los retrasos, los síes y los nones...).


Este año Fernando ha llegado a Ferrari y ha besado el santo. Empezó ganando, desapareció algunas carreras, volvió... y ahora no quiere irse. Va a luchar por este mundial hasta la última curva del último circuito. Es un sueño hecho realidad para muchos de nosotros, pese a todo lo que ha llovido, como siempre. Y es que cuando se es como Fernando, esas cosas son inevitables. Ya se sabe: ladran, luego, cabalgamos... ;)


Red Bull este año ha sido lo que Brawn el año pasado: la sorpresa, los coches a los que nadie se acerca. El monopolio les ha durado menos porque ahora otros coches han demostrado que no son invencibles, pero aun así la ventaja que tienen es enorme y el mundial de constructores está en el bolsillo. Webber está en el mejor lugar posible, el mejor en que ha estado nunca. El imperturbable (en apariencia, porque menudo es) australiano podría llevarse el mundial este año, sorprendiendo a más de uno. Vettel, la otra promesa, no ha podido con la presión de haber sido el mejor las primeras carreras, cosa que ha llevado mucho peor el equipo por no saber gestionar lo ocurrido que el propio Vettel...

Y no es que Red Bull no se lo merezca. Newey ha hecho un coche imposible, que más de una vez ha hecho a sus rivales preguntarse cómo lo ha hecho; no son pocos los pilotos que se quedaban mirando para el coche (incluyendo nuestros chicos de Ferrari), sus ojos asomando por el casco en una expresión de "es imposible"...


McLaren ha tenido carreras buenas y malas. El rendimiento de Button ha sido espectacular, de eso no cabe duda, y Hamilton, aunque brillante, ha sido víctima de nuevo de errores tontos. Aun así, están en la lucha, especialmente este último.


Los equipos nuevos no han dado ninguna sorpresa. Mercedes no es ni la sombra de lo que fue Brawn. Lotus ha demostrado ser el más fiable. Virgin apenas ha estado a la altura. A su vuelta, Sauber ha encontrado un diamente en bruto con Kobayashi, pero ha cometido un terrible error con Pedro. Hispania, por otra parte, ha dado un paso muy grande, y seguro que darán mucho que hablar en el futuro.


Y Felipe...

Qué decir de Felipe que no haya dicho ya.


Está siendo un año duro para él, y que muchos aficionados no hagan sino pedir su marcha del equipo no ayuda; las lenguas más viperinas dicen que ya ni en Brasil le quieren. Aunque su actuación este año no ha sido la que se esperaba, hay muchos factores que pueden explicarlo, pero aún así no parece ser suficiente. Mi opinión es que nada justifica el absurdo afán destructivo de muchos aficionados, sus comentarios crueles que encima son aplaudidos por otros. Algún día se tendrá que ir de Ferrari, eso es una realidad porque nada dura para siempre... pero no así. Yo todavía confío en que no se va a ir así. Primero nos va a dejar a todos calladitos, o quién sabe, irse con un mundial en el bolsillo... Ya casi lo hizo una vez. Podrá hacerlo más veces. Aunque a muchos les pese. La mejor respuesta que Felipe puede darle a esos que solo quieren destruirlo es luchar por ganar.

(Si es que no puedo, me enveneno y como no lo suelte me da un ataque XD)

Felipe ha agradecido de corazón el apoyo recibido por su equipo y ha asegurado que lo dará todo en lo que queda de mundial para ayudar a Ferrari y a Fernando a ganar el mundial (vaaaamos, qué mal compañero es, ¿eh? ;)). No será fácil: esa promesa conlleva una tremenda presión añadida, correr en Brasil puede ser su gloria o lo contrario, nunca ha corrido en Corea ni en Abu Dhabi, y el año pasado Red Bull demostró que dicho circuito es su territorio. Yo confío en él. Esperemos que la suerte (o llamémosle "las cosas de las carreras") esté de su lado.


Permitidme que me guarde más cosas para el final del mundial.


Ahora toca disfrutar lo que queda. Y soñar con un tercer título :)

miércoles, 20 de octubre de 2010

Un equipo (2)





Repasando viejos posts me topé con el que dediqué a la relación de Felipe con su ingeniero Rob Smedley como parte de su semana cumpleañera, y he recordado que en su día me supo a poco (como la semana entera la dediqué a Felipe, era un post por día, y yo a veces necesito varios para escribir algo decente). Así que me he decidido a hacer algo un poco más extenso, un monográfico como Dios manda.

Por desgracia, leer el nombre de Rob Smedley les pone a todos una sonrisilla en la cara mientras se apresuran a hacer el chistecito de el "algo is faster than lo que sea". No es este el caso, por supuesto, y la razón más simple es que ideé este post antes del "fenómeno". La otra razón es que no necesito nombrarlo, simplemente, porque creo que hay mucho más que contar sobre Rob que un simple desliz cometido bajo presión que muchos parecen no estar dispuestos a perdonarle. Ese a veces cruel mundo de las carreras ha provocado algo que "afea" un poquito este post que tenía empezado desde mucho antes que estallara la polémica. Cosas de Murphy. Espero que podais leerlo sin recordar esa página del libro de la F1 que ojalá pase pronto, aunque entiendo que debido a ese tema muchos pasarán este post por alto, o no se lo tomarán en serio. Qué le vamos a hacer. El resto espero que lo disfrutéis, y a los que decidais darle una oportunidad, mil gracias, aprecio muchísimo el esfuerzo. No os voy a pedir que no habléis de ese asunto, pero sí espero que no tengáis la necesidad de hacerlo tras leerlo todo.

Y sin más, los que queráis, seguidme :)


Gracias por estar aquí, en esta segunda y última parte sobre el ingeniero de Ferrari, Rob Smedley, y todo lo que rodea su relación e historia con Felipe Massa.
Recordad que teneis la primera aquí


(2)

“¡Me llamo Rob, y esta es mi historia!”



Rob vino a este mundo un 28 de noviembre en Middlesborough, al norte de Inglaterra, lugar en el que probablemente se hable el inglés más duro para el oído de todo el territorio (sin contar el de Escocia, por supuesto...)

Curiosamente, el pequeño Rob no estaba nada interesado en los coches (de hecho hoy día ni siquiera tiene un Ferrari, y si tiene un coche es porque lo ve necesario) y mucho menos en las carreras: era todo un forofo del fútbol y prefería ver jugar a su equipo de fútbol natal; de hecho, nunca se perdía un partido. Las carreras le aburrían enormemente... pero su padre insistió en llevarle a la carrera de Silverstone cuanto tenía once años. Y bendito sea, porque el pequeño Rob quedó fascinado. Pero no soñó con pilotar uno de esos coches, sino que se maravilló con la parte técnica del rey de los deportes de motor. Fue entonces cuando supo que quería ser ingeniero de coches de carreras. No era algo fácil, pero Rob tenía el talento... y las ganas. Y tal como hacen hoy día los jóvenes con él, Rob escribió muchas cartas a los equipos de F1 pidiendo consejo. Y así emprendió el camino.

Tras terminar sus estudios básicos, se graduó en Matemáticas e Ingeniería Mecánica, dispuesto a cumplir su sueño. Y no debió parecerle suficiente, porque se sacó un Master. Todo un señor ingeniero. Este año hasta ha dado una lectura y ha sido galardonado con honores por la universidad de Teesside.

Mirad qué guapo ^_^



Pese a ser todo un genio de la ingeniería y llevar años viviendo en Italia siguiendo a Ferrari por todo el mundo, Rob es muy humilde y nunca ha dejado atrás sus raíces. Cuando su carrera se acabe, no dudará en regresar a su tierra natal, a vivir tranquilo con su familia. Y es que, pese a viajar por todo el mundo, no deja de ser una persona sencilla y hogareña. Lucy, su mujer, siempre le acompaña en sus viajes "para mantenerme cuerdo", dice.

"No me gusta el glamour de la F1, solo me gustan las carreras y la ingeniería. Si te dejas arrastrar por el glamour es muy fácil perderte en él... Nunca viene mal poner los pies en la tierra y cambiar pañales, sentarte y tomar una taza de té"

Desde el año 1996 a 1999, Rob fue ingeniero de diseño y pista en Peugeot primero y Williams después. Dio el primer paso hacia la F1 cuando entró en la F3000 en el año 2000, y el piloto con el que formó equipo era… nuestro Fernando Alonso, en Astromega. "Lo conozco desde que era un muchacho... vaya, ¡desde que los dos éramos unos muchachos! Es un buen chico: es natural, no está por gilipolleces y simplemente hace el trabajo. Y es duro, ¿sabes? Es un tipo exigente, de eso no cabe duda..."

Un jovencísimo Smedley con un jovencísimo Fernando, en la F3000.
Ahora de nuevo comparten equipo, pero no box. Qué curioso es el destino...
(¿¿eso es un lavabo??)



Después de hacer sus pinitos en la F3000 con nuestro futuro bicampeón, Rob dio el gran paso a la F1 en 2001, con el equipo Jordan. Allí pudo hacer lo que más disfrutaba, recopilar y analizar los datos telemétricos de los coches. En 2002 pasó a convertirse en ingeniero de pista de Fisichella. Curiosamente, el italiano iba a convertirse en pocos años en compañero de Fernando en Renault, y desde este año los caminos de los tres vuelven a cruzarse en Ferrari. Y dicen que el de la F1 es un mundo muy, muy grande...


Rob con Fisichella en 2002, cuando el italiano corría para Jordan,
a punto para la carrera de Malasia. Sus caminos volverían a encontrarse en 2009...




Y mientras Rob hacía sus pinitos en la F1, su futuro piloto, Felipe, hacía lo mismo en Sauber... en donde más bien tenía fama de piloto descontrolado.


Felipe en Sauber. Este nene tan adorable era un kamikaze en toda regla,
tanto que se dice que por eso le echaron durante un año... ¿Malas lenguas, como hoy en día?




Felipe corrió un año para el equipo de Peter Sauber, y al año siguiente ya estaba "cedido" como probador en Ferrari. Y en el equipo del cavallino vieron que tenía talento, por lo que no le quitaron ojo. En ese mismo programa de test se encontraba Rob, que había dejado Jordan interesado en la parte técnica tan presente en los programas de test y que no es tan cotidiana en un equipo normal. Tras pasar otros dos años en Sauber, Felipe consiguió su asiento de titular junto a Schumacher, heredando el puesto que otro brasileño y su mejor amigo, Rubens Barrichello, había dejado. Eso por supuesto incluía a su ingeniero, Gabrielle Di Colli.

Di Colli era todo un experimentado ingeniero, y como ya hemos dicho, la mano derecha de Barrichello durante sus años con Schumacher... pero por lo visto no pudo con Felipe, ese paulista de rostro aniñado y que a primera vista no da ningún miedo. Y es que era imposible centrarle. No acababa carreras, no puntuaba, sufría accidentes continuamente. Era pura fuerza, sí, pero totalmente descontrolada. Y no había quien le metiera camino, nadie que canalizara esa energía en algo beneficioso. Su relación con su ingeniero no era muy buena, seguramente porque el pobre Di Colli no sabía por dónde empezar a controlar ese huracán de metro sesenta y seis llamado Felipe. Digo yo...



"Venga Gabriele, que yo soy bueno, solo es que me falta el arito en la cabeza..."
"Y una mierda"



¿Iban Jean Todt y Ross Brawn a arrepentirse de haberle dado un asiento? ¿Era demasiado pronto, pese a la buena impresión que había dado en los test (en los que, pese a haber cometido una locura, le había quitado una vuelta rápida a Schumacher)? Por suerte, no. Fue el propio Felipe el que dio la solución y dijo las palabras mágicas: "Quiero a Smedley". Y es que los dos ya se conocían, no sólo de la temporada como probador de Felipe en el equipo del cavallino, sino desde antes. De hecho, cuando trabajaba en Jordan, Smedley comentó: "Es un gran chico, deberíamos ficharle". Nunca se hizo... por suerte, porque así fue cómo Felipe acabó de probador en Ferrari.

Para el GP siguiente al fichaje, el de Europa, Felipe ya tenía a Smedley de ingeniero... Y fue casi como una medicina de efecto inmediato, un bálsamo, una "cura milagro" que sí funciona. Esa misma carrera, Felipe hizo podio, y compartido nada menos que con los luchadores por el campeonato de ese año: su compañero Schumacher y nuestro Fernando. Un tercer puesto que le supo a gloria, su reivindicación, el primer podio de su carrera en la F1.


Su primer podio (tiene una carita de no creérselo impresionante)...



... su primer baño de champán...



... y su primer lanzamiento de botella (“¡cuidado abajo, que soy novato!”).




"Si hubiera ido a Jordan, creo que su carrera ahora estaría estancada", dijo Smedley una vez. Qué gran verdad.



Pero el gran día de Felipe tuvo que esperar unos meses más, cuando, tras algún que otro podio (Indianápolis, Magny-Cours y Hockenheim), llegó su primer fin de semana redondo: pole y victoria, en Turquía, circuito que desde entonces nos viene a la mente cuando pensamos en el brasileño porque es quien más veces ha ganado en él. Exultante y fuera de sí, Felipe se puso en pie sobre el coche mientras un sonriente Rob iba a su encuentro. Y Felipe, literalmente, se le tiró encima. Os juro que fue un abrazo para enmarcar.


¡WIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII...!


Radiantes y felices


Después de un podio en Japón, en Brasil le dio otra victoria a los suyos (aunque a ver de quién fue la genial idea de levar un mono con los colores de la bandera…), casi logrando quitarle protagonismo a nuestro Fernando, que celebraba su segundo título con Renault.



“Señores, esa mano, que eso es mío…
A eso lo llamo yo estar cogido por los *****…
(venga, a ver quién hace más chistecitos por metro cuadrado XD)




Sobre el rendimiento de Felipe, Rob prefiere ser humilde: "Felipe ha estado totalmente abierto desde el primer día. Ha aceptado todos nuestros consejos de un modo positivo y creo que eso ha contribuido a hacerlo más fuerte. (...) Simplemente los chicos del coche y yo hemos sacado lo que ya estaba ahí. Si hemos aportado algo, ha sido ayudarlo a madurar, tranquilizarlo un poco y ayudarlo a crecer en sí mismo"

A veces un gesto dice más que mil palabras.




Al año siguiente, en 2007, su trabajo en equipo siguió en la misma tónica, logrando podios y victorias, como Montmeló, o, de nuevo, Istanbul Park. Pero fuera de los circuitos, una tragedia cayó como un mazazo en la vida de Rob Smedley y su esposa, Lucy: su primera hija, Minnie, murió al nacer.

"Te culpas a ti mismo, buscas respuestas, pero no existe ninguna. Incluso hoy día estamos aprendiendo a vivir con ello. A veces veo alguna niña pequeña, de la edad que Minnie debería tener ahora; entonces Lucy y yo nos miramos, y hay algo así como una comprensión sin palabras entre nosotros, sabemos lo que piensa el otro. Nunca se irá. Minnie siempre será parte de nuestras vidas y no hay un solo día en que no piense en ella".

Sobrellevar una tragedia así pero seguir trabajando es una muestra más de lo duro que puede ser trabajar en un mundo donde todo va tan rápido, en donde todo depende de una decisión tomada en un segundo y nunca puedes perder la concentración. En memoria de su hija, Rob y su esposa ayudaron en la fundación de SANDS (Stillbirth and Neonatal Death Society), una asociación que da apoyo psicológico a padres que hayan pasado por el mismo trance, y ya han hecho varias fiestas benéficas para recaudar fondos destinados a la investigación, con tal de que se reduzcan al máximo este tipo de tragedias.

Pese a que la pareja tiene dos hijos, Frankie y el recientemente nacido Felix Robin, Rob y su esposa siempre hablan de sus tres hijos.


Ese año, Ferrari se hizo con el mundial de constructores, y Kimi con el de pilotos. Sin duda, los podios y victorias de Felipe colaboraron a ello (y cierta sanción a McLaren… pero este no es lugar para hablar de ello…).

¿Cuántos brazos y piernas son?




Pero sin duda, 2008 fue el mejor año para el equipo formado por Felipe y Rob. Tras un inicio decepcionante, Felipe remontó de forma magistral e hizo callar a sus detractores protagonizando un mano a mano con Hamilton por el mundial. Se llevó la victoria en circuitos como Istanbul Park, Magny Cours y Valencia, estuvo a punto de hacerlo en Hungaroring o Singapur y protagonizó una de las situaciones más inolvidables de historia cuando, entre lágrimas, agradeció el apoyo a su público tras haber ganado y perdido el mundial en menos de un minuto. Fue el año de su pole magistral en Mónaco, ese circuito que se le daba tan mal, y se convirtió en el primer piloto en ganar en Valencia y en hacer la primera pole nocturna de la historia. Nos fascinó a muchos con sus ganas de demostrar cómo se equivocaban sobre él, demostrando que el dicho "si quieres, puedes" es una realidad. No pudo ser, pero será un año inolvidable para todos sus seguidores.





*¡¡mmmmmmuaaaaac!! *




Justo antes del clímax del mundial, Rob se acercó al coche de Felipe, le cogió de la mano con fuerza y le dijo algo. Es imposible saber qué, pero Felipe llevó consigo esas palabras hasta la última curva de la carrera, aguantando lluvia, rivales y saliendo airoso de las paradas en el pit stop. Dominó la carrera de principio a fin... Luego el mismo Rob tuvo que decirle que no lo habían conseguido.


"Le dije a Felipe: bueno, has ganado, pero no sabemos qué ha ocurrido detrás de ti. Tuve que dejar el canal abierto durante 30 o 40 segundos, y luego le dije: ha logrado pasar. Felipe actuó como un caballero, después de todo, y estuve muy orgulloso de él por eso"


Rob, consolando a Rafaella después de que su esposo haya ganado un mundial
que luego se le escurrió de entre los dedos.


Pero la temporada ya había terminado, y otra comenzaba. Había que seguir luchando.

"Volví a casa el martes, tras el gran premio, y el miércoles ya estaba trabajando otra vez. Tendremos tests en Barcelona en dos semanas y tenemos otros test planeados más adelante... y con el nuevo coche los tests no pararán. Queremos tener listo el coche pronto este año para estar seguros de que, en Australia, sea perfecto". Esto no fue así: Ferrari no tuvo ese flamante inicio de año esperado que les hiciera recuperar la gloria arrebatada el año anterior.

Resumiendo, hemos visto que no todo son victorias en un mundo tan competitivo. A veces pasas por momentos muy difíciles, más difíciles de llevar que una rotura de motor o un resultado pobre. Incluso más difíciles que haber perdido un mundial que estaba ganado. Por supuesto, me refiero a Hungría.

2009 era el año de los cambios: el KERS, coches más pequeños, con una apariencia casi de juguete, los slicks... ¿Sería el año en que Felipe reivindicara, con la ayuda de su Rob, ese título perdido por un suspiro? Por desgracia no iba a ser así: Ferrari no empezó con buen pie. "Era un coche difícil, muy difícil" dice Rob "Felipe se puso manos a la obra, no se quejó, nunca criticó nada públicamente y siguió trabajando". Además, nadie contraba con esos dos monstruos imbatibles, los Brawn, a los que apenas logró acercarse ningún otro coche en casi toda la temporada. Precisamente, iba a ser un Brawn, de forma accidental, el que diera un giro inesperado a todo. Pero no adelantemos acontecimientos.

A mitad de temporada, Ferrari por fin estaba despertando. "Es perfecto, limpiadlo y no lo toquéis" fueron las palabras de Felipe cuando se bajó del coche tras los entrenamientos libes en Hungría. "Creo que habríamos ganado, porque lo cierto es que nadie más iba a acercársele" añadió Rob al respecto; por mucho que Hamilton se llevara al final la carrera, al menos hubiéramos vivido otro duelo similar a tantos en 2008. Y es que Felipe, tras el podio de Alemania, estaba obteniendo unos resultados en Hungaroring que hacían pensar a todos que Ferrari estaba volviendo por fin a donde nunca debió de irse: a las poles, al podio. A las victorias.

El destino, sin embargo, tenía otros planes reservados para ambos.

Ocurrió en menos de un minuto. El Brawn de Barrichello tomaba una curva cuando el piloto reparó en que se le había desprendido algo del coche. Y segundos después, vimos que el Ferrari de Felipe estaba empotrado contra una barrera de neumáticos.

Mientras todos conteníamos el aliento tras ver que no era una simple salida de pista, había alguien en el propio circuito que lo estaba pasando mucho peor. Rob, la unión de Felipe con el mundo que hay fuera del coche, fue la primera persona en enterarse de que algo iba mal. La expresión dibujada en la cara del ingeniero, recogida por la señal internacional de la FOM, no dejaba lugar a dudas. Su rostro en el muro de boxes estaba desencajado de horror mientras esperaba una respuesta por radio que no llegaba.

Todavía hoy, cuando habla del tema, su voz parece volverse distante: "Yo lo vi ocurrir en tiempo real. Fue horrible. Creí que estaba viendo morir a mi compañero. Me vi tan afectado que me resultó muy difícil asumirlo, me costó razonar... me sentía enfermo. Miras a la realidad de este deporte a la cara. Y esa realidad te dice que lo que hacen estos jóvenes es terriblemente peligroso."

"No había respuesta alguna en absoluto, y eso es lo peor. Yo podía ver que estaba totalmente inmóvil, su casco estaba caído y no respondía. Poco a poco, empezó a llegar información, y mi reacción inicial, una vez que me hube formado una idea de lo que hacía con los pedales, fue que había tenido un ataque al corazón. De veras pensé que le había dado un infarto o que de algún modo no estaba consciente, y supongo que, hasta cierto punto, así era"

"Nunca he pasado por algo así antes, preguntándome si estaba vivo y si sobreviviría. Trabajamos hasta un nivel de detalle extraordinario y todo está planeado en sumo grado, y entonces, te sucede algo así. No puedes controlarlo y no sabes qué pasará, y es sencillamente horrible. Pasas de tener la situación controlada en un 99% a tener un control nulo y eso es muy, muy alarmante"
Durante el resto del día Rob se mantuvo en contacto con Domenicalli, y al igual que el resto del equipo, estaba totalmente pendiente de su piloto y amigo. Las primeras horas fueron muy críticas; Rob visitó el hospital por la noche, cuando las noticias, confusas y nada alentadoras, empezaban a invadir los medios. Al día siguiente, la carrera se celebró con un Ferrari de menos.


Rob y sus ingenieros aparecieron el día de la carrera con este cartel, logrando emocionarnos a más de uno.
"Fuerza, Felipe, estamos contigo..."




"La carrera se desarrolla muy despacio cuando no tomas parte de ella. Es como si transcurriera a un cuarto de velocidad. Yo estaba sentado ahí mirando, para mostrar un poco de solidaridad, pero solo pensaba en Felipe"

Esa misma noche, tras la carrera, volvió al hospital. "Felipe seguía en estado de coma farmacológico, pero yo quería estar allí y estar con su mujer y apoyar a su familia (...) Volvimos el lunes por la mañana y para entonces, las cosas ya parecían mucho más positivas, de manera que pude volver al trabajo y concentrarme un poco más. Me tomé el martes libre para aclararme la cabeza, pero luego, el miércoles, empezamos a trabajar de nuevo. Simplemente tienes que volver a hacerlo (...) No pensaba en si iba a sobrevivir como hombre de carreras, sino sencillamente como hombre, para estar con su familia. Esa era la principal inquietud y, en cuanto supe que iba a estar bien, se disipó el 90% de mis preocupaciones y pude seguir trabajando. Después, el viernes, volví en avión a Budapest, y para entonces Felipe ya se había despertado. Tenía la cara como un melón y no estaba en muy buen estado que digamos. Estaba muy confundido, pero al menos estaba allí, y pude verlo y darle un abrazo, lo cual fue muy importante"

Rob acababa de pasar por uno de los peores tragos de su vida, no solo profesional, sino personal, ya que Felipe es para él más que el piloto con el que trabaja: “Yo no quiero pensar en la F1 en estos momentos", declaró tras la carrera "Felipe es un compañero, es como un hermano pequeño para mí. Sólo quiero pensar en que él cada vez esté mejor y esté de nuevo con su familia.” Afortunadamente, todo tuvo un final feliz.

Y después del parón veraniego, en su trabajo le esperaba un desafío.

Mientras Felipe se recuperaba satisfactoriamente, Smedley tenía entre manos un asunto de lo más delicado: su sustituto, Luca Badoer. Las ferocísimas (y reconozcámoslo: crueles) críticas no se hicieron esperar ni un par de horas, y Smedley fue el que tuvo que tomar las riendas y centrar a Badoer en lo importante: correr. No tardó en ser sustituido por Giancarlo Fisichella, que había abandonado Force India cuando empezaba a hacer poles después de un año en blanco... y en blanco se quedó.

Era una situación de lo más rocambolesca; en apenas dos meses, por las manos del inglés ya habían pasado tres pilotos, y eso conllevaba cambios en su forma de trabajar, porque no todos los pilotos son iguales, ni como pilotos, ni como personas. Badoer no era Felipe, y Fisichella no era Badoer.

"Tienes que saber reajustar los objetivos. Tienes que ser capaz de cambiar tu estilo porque estás trabajando con otro ser humano, sea rápido o no. Pero Luca se subió al coche y enseguida se vio muy apurado, sin falta alguna de su parte. Ha hecho un gran servicio a Ferrari durante los años y es un piloto muy bueno, y verlo tan apurado fue descorazonador. Pero por el camino hay pequeños éxitos y así es como uno mantiene la motivación"

"¡Que sí, Rob, que te digo que el coche me ha mordido!"
"Qué te va a morder, Luca, por Dios..."
"Que síiii, que no me quiereeee"



A Smedley le tocó ser la cabeza pensante en un caos creado por la pobre gestión de los "altos mandos", y aunque el rendimiento de Fisichella fue algo mejor que el de su fallido predecesor, el italiano tampoco logró que el coche número 3 levantara cabeza. Cualquiera diría que al coche no parecía gustarle otro que no fuera Felipe. "Ha sido un coche difícil" se explica Rob "y eso es un tributo a los dos pilotos oficiales (Felipe y Kimi), en lo que se refiere a cuánto han sacado del mismo y lo buenísimos que son. Fíjate en Giancarlo: no es ningún cazurro y pasó de poder ganar en Spa a colarse por los pelos en la Q2 en Monza..."



"¡Ja, ja, ja, otro que dice que el coche le ha mordido! ¡Stefanooooo!"




Al final, fue Kimi el que lució con un par de podios las flamantes (y algo tardías) mejoras de Ferrari. Fue una temporada para olvidar al otro lado del box...

"Seguramente ha fortalecido mi personalidad" dijo Rob al terminar el año "Ha sido una de las temporadas más difíciles que he tenido que soportar, pero eso te forma el carácter, y te da un punto de vista diferente en cuanto a gestionar distintas situaciones y comprender las cosas con las que tropiezas"



“¿Que el coche les ha mordido, dijeron? Tenía que haber dejado dicho que
le gusta que le acaricien bajo la suspensión…”




Rob y Felipe volvieron a reencontrarse en el gran premio de Brasil. El brasileño vivió la carrera desde el muro de boxes, junto a Rob y los demás chicos. De nuevo al lado de su ingeniero, psicólogo y amigo, como siempre debió ser, hasta que el incidente los separó de los éxitos durante meses. ¿Qué grandes cosas podrían haber conseguido ese año para Ferrari, juntos?

"Felipe, ya sé que me has echado de menos, pero no me mires así, que me da mal rollo..."




"No tengo ninguna duda en absoluto acerca de Felipe" dice Rob "Lo cierto es que no la he tenido desde el día en que empezó su milagrosa recuperación. Y creo que seguramente saldrá de esta siendo una persona más fuerte. Si eso hará de él un piloto más fuerte o no, no tengo ni idea..."


Por desgracia, esta no parece estar siendo la tónica este año, pero todavía es pronto. Muchas cosas han cambiado en la vida de Felipe, y seguramente eso habrá obligado a Rob a cambiar su forma de gestionar las cosas. Todo lleva su periodo de adaptación, y ellos, como equipo, no son una excepción. ¡Y tienen una dura competencia al otro lado del box! ¿Sacará Felipe la garra a la que nos acostumbró en 2008?



"Creo que así va a ser con Felipe, esta muy ávido de victoria y mentalmente es muy, muy fuerte. La verdad es que la gente no entiende lo fuerte que es mentalmente".


A Rob aún le queda mucho que enseñarle a Felipe, y a su vez, mucho que aprender de él. Y viendo el maravilloso equipo que forman, no quepa duda de que volverán a estar en lo más alto.



"Porque Felipe, Rob y su unido grupo de técnicos han demostrado que viven, y se arriesgan a morir, como un equipo. Y eso forja un vínculo singular y especial"
(Bradley Lord, para F1 Racing)




Información:
Wikipedia- Rob Smedley.
Webs varias:
The Englishman who can engineer defeat for Lewis (dailymail.co.uk)
Rob's Rise to the Top of F1 (gazettelive.co.uk)
The Enigma that is Felipe Massa (itv.f1.uk)
Ferrari's secret F1 weapon / Felipe Baby, Stay Cool (BBC.co.uk/tees)
How can Massa be so Quick (topgear.com)
Revista F1 Racing, nº 130, 2009.
Revista Luxe, Marzo-Abril, 2010.

Imágenes:
jikrenek.com
gpupdate.com
mostorsport.com
y varias fuentes: gracias en especial al tumblr

lunes, 18 de octubre de 2010

Un equipo (1)


Repasando viejos posts me topé con el que dediqué a la relación de Felipe con su ingeniero Rob Smedley como parte de su semana cumpleañera, y he recordado que en su día me supo a poco (como la semana entera la dediqué a Felipe, era un post por día, y yo a veces necesito varios para escribir algo decente). Así que me he decidido a hacer algo un poco más extenso, un monográfico como Dios manda.

Por desgracia, leer el nombre de Rob Smedley les pone a todos una sonrisilla en la cara mientras se apresuran a hacer el chistecito de el "algo is faster than lo que sea". No es este el caso, por supuesto, y la razón más simple es que ideé este post antes del "fenómeno". La otra razón es que no necesito nombrarlo, simplemente, porque creo que hay mucho más que contar sobre Rob que un simple desliz cometido bajo presión que muchos parecen no estar dispuestos a perdonarle. Ese a veces cruel mundo de las carreras ha provocado algo que "afea" un poquito este post que tenía empezado desde mucho antes que estallara la polémica. Cosas de Murphy. Espero que podais leerlo sin recordar esa página del libro de la F1 que ojalá pase pronto, aunque entiendo que debido a ese tema muchos pasarán este post por alto, o no se lo tomarán en serio. Qué le vamos a hacer. El resto espero que lo disfrutéis, y a los que decidais darle una oportunidad, mil gracias, aprecio muchísimo el esfuerzo. No os voy a pedir que no habléis de ese asunto, pero sí espero que no tengáis la necesidad de hacerlo tras leerlo todo.

Y sin más, los que queráis, seguidme :)






"Sí, estoy aquí, en Ferrari... Lo siento, es que esto es simplemente fascinante. Rob Smedley, tiene algo así como... es que no tiene que mantener pulsado un botón, parece que es un canal de radio abierto cuando quiere hablar con Felipe Massa; no me había dado cuenta de esto antes, es que no tiene que mantener pulsado un botón en su radio, simplemente habla y Felipe le escucha. Junta su cabeza junto a la suya... es que se apoya, apoya la cabeza en el casco de Felipe mientras miran la telemetría que tienen enfrente, en el monitor."
"Aaaaaw..."
"Es una relación tan cercana, es... es increíble."

(Ted Kravitz, reportero de la BBC, hablando desde el pitlane)



En un mundo donde todos los ojos están puestos en el coche y su piloto, muchas veces se da poca importancia a los ingenieros de pista. Solo se les ve a veces al lado del piloto antes de la salida, o en el garaje cuando el coche está a punto de salir a calificar, y siempre sentados en el muro de boxes, con esos enormes auriculares que parece que no se quiten nunca y el micrófono pegado a los labios; dando órdenes, noticias buenas o malas, recibiendo impresiones desde la pista. Cada ingeniero supone el enlace del piloto con el mundo exterior, y aparte del atronador ruido del motor o el del corazón retumbando en sus oídos con cada feroz descarga de adrenalina, su voz es lo único que oyen dentro del cockpit mientras corren a 300 kilómetros por hora.

Un ingeniero de pista ayuda a preparar la carrera, pero también ayuda al piloto durante la misma, advirtiéndole de quién está cerca, quién no, de cómo estará la meteorología, de cuántas vueltas quedan, y, lamentablemente, de los posibles fallos mecánicos que no haya advertido el piloto. También son los encargados de leer los tiempos y las complicadas telemetrías junto a su piloto. No es un trabajo fácil, tienen una enorme responsabilidad en sus manos, puesto que a veces el resultado de una carrera puede depender de la decisión que tomen en nombre del resto de los técnicos.



“Mira, con este botón me sale una canción de la Lady Gaga”
“¿No tienes algo de samba?”



Miremos un momento al otro lado del box de Ferrari para explicar mejor cuál es el trabajo de un ingeniero de pista en palabras de un ingeniero de pista: Andrea Stella, el hombre que hay detrás de Fernando: "El ingeniero de pista es el enlace entre el piloto y el equipo en los aspectos técnicos, es decir, quien tiene el vínculo entre el piloto y su coche o los ingenieros. Sin embargo, también tiene un rol psicológico para que el piloto esté siempre seguro de si mismo, lleno de autoestima y siempre convencido de que el resultado está a su alcance. No obstante, tiene más que un interlocutor porque hay muchos puntos de contacto entre el piloto y el equipo. Por ejemplo, si hay que analizar el hecho de que en una determinada curva pueda ir más veloz el interlocutor es el ingeniero de datos, con lo que el ingeniero de pista no deja de ser el coordinador"

No es un trabajo sencillo, ¿verdad? Con Felipe no lo fue... antes de que llegase Rob Smedley.



Simplemente permitidme que haga: *squeeeeeeeeeeee*


"Recibo muchísimas cartas de chicos que me preguntan cómo pueden llegar a la F1, y cuál es el mejor camino a tomar... y la mayoría ni creo que se den cuenta del durísimo trabajo que es para todos, incluidos los pilotos"; esto es lo que Rob tiene que decir sobre su trabajo "Hay decenas, incluso cientos de mini-crisis que surgen durante una carrera. Necesariamente no son cosas que detengan el coche, pero tienes que ir haciendo ajustes a lo largo de una carrera para mantenerte en lo más alto. Como ingeniero de pista, probablemente tomas alrededor de diez decisiones que pueden afectar el resultado de la carrera. Pero claro, hay todo un equipo detrás (…) Básicamente tienes un ingeniero para cada parte del coche. Y si no haces los ajustes pertinentes, no ganas"

Rob es el que debe recopilar toda la información, analizarla, establecer las prioridades. Una decisión que llega tarde o una decisión errónea cuestan muchísimo.


A eso lo llamo yo estar presionado...



Ay, ay, ay, ay, aaaaaaay.....


En 2008 Felipe Massa fue el principal rival de Hamilton y el que casi le arrebata el título; de hecho, le ganó en victorias. Detrás de esta hazaña no sólo estaba Felipe, sino que irónicamente había otro inglés, el propio Rob, responsable en parte de la impresionante actuación de Felipe. Si Felipe es el corazón, el que pone la pasión y la fuerza de voluntad, Rob es el cerebro, la voz que transmite calma hacia un coche que va a 300 por hora, la voz que le anima a seguir tirando si fuera necesario. Es quien le mima cuando tiene que mimarle y le da un toque de atención cuando lo necesita. Es el punto de sobriedad que necesita la sangre caliente de Felipe. No en vano, Smedley considera a su piloto, más allá de su relación profesional, como un gran amigo y prácticamente un hermano pequeño. El sentimiento es mutuo, puesto que Felipe ha dicho en más de una ocasión que no dejaría a Rob como ingeniero ni por todo el dinero del mundo y que vale su peso en oro.

Pese a su tremendo dominio de la parte técnica, para Rob la psicología es casi más importante que entender un circuito. "Básicamente, dicho en fríos términos técnicos, el piloto es otra parte del coche. Este trabajo es parte tecnología y parte psicología. Tienes que entender que con el piloto, no importa cuanto talento tenga, hay una parte psicológica que no puede hacerle caer. Con Felipe, mi trabajo es erradicar, o reducir lo máximo posible, el elemento psicológico, para asegurarnos de que va a salir a la carrera sabiendo exactamente dónde está en términos de velocidad, dónde está en relación con el coche"

"A lo mejor si le pinchamos la rueda..."
"¿Pero eso no es ilegal?"



"No quiero parecer un héroe de clase obrera, pero tuve una educación normal. Ves todo tipo de gente, luego entrar en este mundillo y eso te ayuda a arreglártelas. Entiendes a la gente y cómo funciona su mente desde un punto de vista fácil. Es eso lo que he hecho con Felipe: entenderlo como hombre, comprender sus problemas, sus puntos fuertes y débiles. No sigo las tonterías de gestión de personas en un libro."


"Rob, yo también te quiero, y sé que estás muy orgulloso de mí, pero no puedo respirar..."


El propio Rob es consciente de lo mucho que se habla de ellos en la prensa, pues no son una pareja piloto-ingeniero nada habitual.

"La verdad es que Felipe y yo nos hemos hecho muy buenos amigos a lo largo de los años. Venimos de mundos parecidos e intentamos tener los pies en la tierra en un mundo donde es demasiado fácil perder esa perspectiva. Somos compañeros, hasta hacemos algo de vida social. Nos llevamos bien y tenemos una relación sincera"



“Y si el coche se te atasca en la gravilla, le das a F5”




"Me da que nos hemos ido un poco lejos..."



La compenetración que hay entre ellos se nota hasta desde fuera, y ese entendimiento tan profundo es lo que hace que Rob sepa qué hacer para que Felipe se saque del bolsillo actuaciones que hacen preguntarse a muchos por qué no es siempre así de bueno. Nadie, ni siquiera sus detractores, duda que sea uno de los pilotos que más rápido ha evolucionado desde su llegada a la F1. Y parte de la "culpa" es de Rob Smedley.


"Te lo dije, Felipe... pisa el freno un poquiiiito, solo-un-poquiiiiiito"
*ojitos de cachorrito*


"Si le vas a decir a un compañero que está actuando un poco como un gilipollas y trabajarse mejor las cosas, tendrá que asumirlo- cinco minutos después estará bien. Nunca nos peleamos por eso" dice Rob.

Esto quedó patente en Mónaco 2008, en donde Rob, viendo que Felipe no pisaba a fondo en una curva donde era posible hacerlo, y él lo sabía, le soltó por radio que hasta una nena lo haría mejor. Y Felipe consiguió la pole.

"Mirándome así con ese casco das miedo y todo"


"Como piloto, Felipe ha mejorado, de la oscuridad a la luz, al 100%. Siempre ha sido rápido, pero a veces muy salvaje. Ha madurado, y si he hecho algo por él ha sido conducirlo en la dirección correcta, estar más calmado con las cosas, ser más frío bajo presión"


Esto fue evidente en Singapur, cuando tras haber obtenido una pole casi magistral, un error del equipo le hizo perder la primera posición en un pit stop caótico en el que se llevó puesta la manguera tras el repostaje y perdió un tiempo valiosísimo.

"¿Chicos? ¿Por qué me mira todo el mundo? ¿Qué habéis hecho? ... ¿CHICOS?”


"Eeeh, Felipe... Mejor no mires por el retrovisor..."
"TARDE… ……… soy un junco hueeeeco,
los problemas pasan a través de mí, como el vieeento..."


"Hace cuatro o cinco años, con ese temperamento latino, eso hubiera sido la gota que colma el vaso" dice Rob. Pero Felipe lo aceptó. Luego, hasta consoló al mecánico tras su tremendo error.


“Esto no me gusta, vamos a cambiar de canal…”


También sobre Singapur, Rob comenta lo espectacular que fue la vuelta de clasificación de su piloto. "Hubo algunas carreras en que los que trabajábamos en el coche no podíamos dar crédito. Tienes que sentarte, ser realista y decir: no pensemos que es algo que estamos haciendo nosotros, porque no son los muelles ni las barras estabilizadoras. Simplemente hay alguien que ha dado una vuelta mágica, y merece el máximo respeto por hacerlo. (...) De veras, hay sitios en los que es imbatible y nadie se le puede acercar"

Su fama es tal que ya hasta firma autógrafos...


Rob es un ingeniero muy respetado en Ferrari, no solo debido a su talento sino a cómo es como persona. Ya antes de la (absurda) polémica de este año, era uno de los ingenieros más conocidos entre los aficionados gracias a sus célebres conversaciones de radio. Su "Felipe, baby, stay cool" (algo así como "Felipe, baby, cálmate") en Malasia, respondiendo a una desesperada petición de Felipe, se hizo tan famoso que hasta se hizo un remix, o muchos tifosi acabaron poniéndolo en sus móviles como tono de llamada (servidora confiesa que lo tiene de sonido de cierre de Windows). Pero aunque de las mejores, no es ni de lejos la única conversación capaz de arrancarnos una sonrisa. Son igual de célebres "Well done, sunshine" o "Who's the daddy of Brazil?" y, en mi opinión, la más divertida: "You're half a second faster with a broken wing... I think we've found a solution" ("Eres medio segundo más rápido con un alerón roto... creo que ya tenemos la solución"), dicha para evitar que su confianza se viera mermada tras conocer la avería.

"¿Y para qué dices que es este botón?"
"Para que te suene un remix de mi Felipe Baby,
Stay Cool... Así te echas unas risas"
"...Venga ya, estás de coña..."



El propio Rob ha confesado que dichas conversaciones son, a veces, "un poco menos que formales". De lo que no cabe duda es de que en todas y cada una de sus palabras se hace patente el cariño que le profesa al piloto brasileño. Su entendimiento es tan perfecto que, tal y como dice Kravitz en la cita que abre este post, Rob parece no necesitar apretar un botón para comunicarse con su piloto.



*tecnicismos varios*
"Que sí, que ya lo sé... (ay, pero mira que se pone pesado...)"


Ya sabemos cuan especial es su vínculo. Pero para explicar cuándo y cómo se llegó a todo esto, quizá debemos remontarnos un poquito más atrás en el tiempo...

Para eso, habrá que esperar ;)



Información e imágenes: en el siguiente post.